Mastitis, una inflamación de la glándula mamaria en vacas lecheras, puede impactar significativamente la salud animal y la producción de leche. Para prevenir y manejar eficazmente esta costosa infección, es crucial comprender los factores de riesgo asociados que pueden contribuir a su desarrollo.
Un enfoque proactivo que combine prácticas de manejo efectivas con nutrición dirigida es necesario para abordar la mastitis en los rebaños lecheros. Los agricultores pueden optimizar la comodidad de las vacas, refinar los procedimientos de ordeño y usar suplementos estratégicos, como los ácidos grasos de cadena media, para mejorar la salud de la ubre, reducir las pérdidas económicas y garantizar operaciones sostenibles. Esta estrategia integrada es clave para salvaguardar la salud del rebaño, maximizar la productividad y fomentar el éxito a largo plazo en la industria lechera.
Prácticas clave de manejo y alojamiento
El diseño adecuado del alojamiento y los sistemas de ventilación son cruciales para prevenir la mastitis al minimizar la humedad y la acumulación de bacterias. Materiales de cama limpios y absorbentes reducen la exposición bacteriana a los pezones y las ubres. Los cubículos bien manejados han demostrado reducir las tasas de mastitis en comparación con los establos abiertos.
Procedimientos de ordeño
Las prácticas de ordeño, incluyendo el funcionamiento de la máquina, la preparación de los pezones y la higiene post-ordeño, son vitales. Equipos defectuosos o rutinas de ordeño agresivas pueden introducir bacterias, conduciendo a infecciones. La monitorización regular de los procedimientos de ordeño y el mantenimiento del equipo son esenciales para minimizar la incidencia de mastitis y mejorar la productividad del rebaño.
Salud Animal: Salud de los Pezones e Inmunidad
Mantener la salud de los pezones es fundamental ya que los pezones son la barrera principal contra la invasión bacteriana. Los cambios en la condición de los pezones pueden permitir que las bacterias penetren en la ubre. La inmunidad celular también juega un papel significativo en la defensa contra infecciones intramamarias (IMI). Existen diferencias en la susceptibilidad a la mastitis entre razas, siendo las vacas Jersey menos propensas a ser sacrificadas debido a la mastitis en comparación con las Holstein.
Genética y factores de riesgo
La genética juega un papel sustancial en la susceptibilidad a infecciones intramamarias (IMI) entre las vacas. Las vacas mayores y aquellas en ciertas etapas de lactancia, particularmente los primeros períodos secos y alrededor del parto, son más propensas a las infecciones. La alta producción de leche se asocia con un mayor riesgo de mastitis clínica debido a las demandas metabólicas que comprometen la respuesta inmunitaria.
¿Cómo puede ayudar la nutrición?
Mantener una función inmunitaria y salud óptimas en las vacas lecheras está estrechamente vinculado a su estado nutricional. Las necesidades nutricionales varían a lo largo del ciclo de producción de una vaca, y una mala gestión puede llevar a trastornos de salud. Una nutrición adecuada es esencial para aumentar la fuerza y la resistencia de las vacas a la mastitis.
Una deficiencia de vitamina E o selenio puede reducir la función de los neutrófilos, haciendo a las vacas más susceptibles a la mastitis, especialmente durante el período periparto. Los estudios muestran que niveles más altos de vitamina E reducen la incidencia de mastitis, mientras que niveles elevados de selenio aumentan la protección. Los bajos niveles de selenio se han asociado con una mayor carga bacteriana en la leche tras una infección. La suplementación con minerales y vitaminas, especialmente selenio, antes del parto ha demostrado mejorar la función inmunitaria.
Las vacas lecheras de alta producción requieren dietas altamente fermentables, pero las dietas fácilmente fermentables o los cambios repentinos en la nutrición pueden llevar a acidosis ruminal subaguda (SARA), donde la producción de ácidos grasos volátiles abruma la capacidad de amortiguación y absorción del rumen, causando una caída en el pH ruminal. Esta disrupción se extiende más allá del rumen, influyendo en la prevalencia de mastitis. La investigación vincula SARA con la mastitis, revelando cómo los lipopolisacáridos (LPS) derivados del intestino contribuyen a la inflamación de la glándula mamaria. Además de deprimir la grasa de la leche, SARA puede causar un aumento de la permeabilidad de la barrera sangre-leche, la barrera intestinal y la barrera ruminal. Investigaciones adicionales han demostrado que los lipopolisacáridos, derivados del intestino de vacas con SARA, se translocan a la sangre y se acumulan en las glándulas mamarias. La gestión proactiva, incluyendo intervenciones nutricionales, es crucial para mitigar SARA y sus efectos en la salud de la ubre.
ARTÍCULO COMPLETO….. https://www.agrimprove.com/combatting-mastitis-in-dairy-cowsa-nutritional-blueprint/