Un estudio financiado por el Programa de Investigación en Bioseguridad de la Etapa de Destete a Engorde del Swine Health Information Center, en asociación con la Foundation for Food & Agriculture Research y Pork Checkoff, definió recientemente las prácticas de bioseguridad utilizadas en los sitios de destete a engorde mediante un cuestionario a nivel industrial y desarrolló una herramienta de evaluación rápida de riesgos para los productores.
Liderado por Gustavo Silva en la Universidad Estatal de Iowa, el estudio evaluó las prácticas actuales de bioexclusión entre un grupo diverso de productores en estados productores de cerdos en EE. UU. Además, el estudio desarrolló métodos que los veterinarios, gerentes de producción y productores podrían implementar para mejorar la bioseguridad en las granjas. Los hallazgos mostraron que la bioseguridad en los sitios de destete a engorde es inconsistente en toda la industria y que las herramientas para aumentarla podrían incluir prácticas relativamente simples, como el uso de bancos para el ingreso (bench entry).
Dos objetivos principales del estudio fueron:
- Evaluar las prácticas actuales de bioexclusión utilizadas en los sitios de destete a engorde en todo EE. UU., asegurando la inclusión de un grupo diverso de productores de distintos estados productores de cerdos.
- Desarrollar una herramienta que veterinarios, gerentes de producción y productores puedan usar para evaluar rápidamente la bioseguridad en sus instalaciones.
Los datos para caracterizar las prácticas actuales de bioseguridad se recopilaron mediante un cuestionario completado por 21 veterinarios de campo, que representaban tanto sistemas de producción como productores independientes. El cuestionario, desarrollado con aportes de expertos de la industria, constaba de 69 preguntas sobre prácticas de bioexclusión y abarcaba características del sitio, movimientos de vehículos, movimiento de personas, eliminación de estiércol, ingreso de agua y saneamiento. Se utilizó un método ponderado para garantizar que los resultados reflejaran las respuestas de todos los participantes.
Los resultados del cuestionario incluyeron datos que representan a 15.7 millones de cerdos en 3,680 sitios distribuidos en 13 estados. De estos 3,680 sitios, el 10.3% eran criaderos (nurseries), el 52.9% eran sitios de engorde y el 36.8% eran sitios de destete a engorde. La mayoría de las granjas (93.3%) reportaron utilizar el sistema todo dentro-todo fuera (all-in-all-out), y la eliminación de mortalidades se realizaba principalmente fuera del sitio (65.3%). Cerca de la mitad (47.3%) de los empleados visitaban más de un sitio por día. Aunque la mayoría de los sitios cuentan con instalaciones para ducharse (63.8%), en menos sitios se exige ducharse al entrar o salir (57.6% y 56.9%, respectivamente). El estiércol se retira aproximadamente 1.5 veces al año, generalmente por empresas externas. La mayoría de los sitios utilizan agua de pozo (87.7%) y la mayoría no realiza ningún tratamiento del agua (64.7%).
Los resultados del cuestionario sobre bioseguridad en el transporte revelaron que los camiones que transportan cerdos suelen lavarse y desinfectarse. El 100% de los camiones que transportan cerdos destetados se limpian entre cargas. En el caso de los camiones de alimento, el 60.9% se lavan y el 63.9% se desinfectan entre cada carga. Para los camiones que transportan cerdos al mercado, el 78.3% se lavan y el 52% se desinfectan entre cada carga.
Para desarrollar la herramienta de evaluación de bioseguridad del Objetivo 2, los investigadores incluyeron 139 sitios de destete a engorde para evaluar las prácticas de bioseguridad y su relación con la introducción lateral del virus del síndrome reproductivo y respiratorio porcino (PRRSV), el virus de la diarrea epidémica porcina (PEDV), el deltacoronavirus porcino (PDCoV) y la gastroenteritis transmisible (TGEV). Para participar, las granjas debían estar estables o ser negativas para PRRSV y los principales virus entéricos, incluyendo PEDV, PDCoV y TGEV. A los productores participantes se les pidió completar un cuestionario de bioseguridad con 115 preguntas que abarcaban eventos de riesgo, prácticas de manejo de bioseguridad, demografía del hato, saneamiento de camiones y ubicación de la granja.
Los 139 sitios pertenecían a nueve empresas en seis estados, incluyendo 44 criaderos (nurseries) de tres empresas, 44 sitios de engorde de tres empresas y 51 sitios de crecimiento-engorde. Los resultados demostraron que las tasas de brotes de PRRSV fueron más altas en los sitios de crecimiento-engorde (27/44; 61.4%), seguidos por los sitios de destete a engorde (27/51; 52.9%) y los criaderos (15/44; 34.1%). No se reportaron brotes de PEDV ni de coronavirus en los criaderos ni en los sitios de destete a engorde, pero los sitios de crecimiento-engorde presentaron una tasa de brotes del 2.3% para coronavirus y una tasa más alta para PEDV (11.4%).
Otros hallazgos clave incluyeron que los criaderos (nurseries) tenían un 92% menos de probabilidades de reportar un brote de PRRSV en comparación con los sitios de engorde, y que prácticas de bioseguridad como el ingreso con banco (bench entry), el lavado de camiones y los períodos de inactividad entre cargas ayudaron a reducir el riesgo de brotes. Transportar animales con un estado sanitario desconocido para PRRSV aumentó en 12 veces las probabilidades de reportar un brote, lo que resalta la importancia de un monitoreo sanitario cuidadoso antes del transporte.
Aunque la mayoría de los sitios incluidos en el estudio informaron aplicar medidas de bioseguridad como el lavado de vehículos y la capacitación de empleados, los investigadores encontraron que aún existen brechas, especialmente en la comunicación y en la auditoría del cumplimiento. La información obtenida del Objetivo 2 reveló que los criaderos tienen un riesgo significativamente menor de brotes de PRRSV en comparación con los sitios de crecimiento-engorde, lo que subraya la necesidad de reforzar la bioseguridad durante la fase de engorde. Medidas simples y rentables como el bench entry —donde los empleados cambian el calzado o la ropa antes de ingresar a distintas áreas— pueden ayudar a reducir la propagación del PRRSV y son relativamente fáciles de implementar. Los investigadores señalan que se necesita más información para afinar las recomendaciones de bioseguridad y ayudar a los productores a mejorar sus prácticas, fortalecer la vigilancia y construir una industria más resiliente.
La información recopilada mediante el Objetivo 1 permitió a los investigadores comprender y caracterizar la frecuencia de implementación de las prácticas de bioexclusión en los sitios de destete a engorde. Los resultados están alineados con la realidad de que las medidas de bioseguridad están mejor establecidas y se implementan con mayor frecuencia en las granjas de reproductoras que en las poblaciones de destete a engorde. En estos sitios, las prácticas siguen siendo inconsistentes y menos estrictamente aplicadas, persistiendo deficiencias en aspectos como la higiene de manos, desinfección y descontaminación de suministros. Como resultado, el riesgo de introducción de patógenos se incrementa, lo que pone de manifiesto la necesidad de una mayor adherencia a los protocolos de bioseguridad en esta etapa de la producción.