La variabilidad estacional de los granos de destilería, un subproducto de la producción de etanol, ha sido una desventaja para su uso en raciones de finalización de ganado. Sin embargo, una nueva investigación de la Universidad de Nebraska-Lincoln sugiere que este inconveniente podría no ser tan problemático como la industria cree.
Los productores y los investigadores han asumido que las interrupciones en el suministro de granos de destilería afectarían el rendimiento del ganado alimentado con esta fuente. Un estudio en curso en la UNL busca cuantificar ese impacto.
Según los resultados hasta ahora, no lo hace.
“Desde el COVID, el suministro y las entregas de granos de destilería han sido inconsistentes”, señaló Paige Madison, estudiante de maestría en el departamento de nutrición de rumiantes de la UNL, quien trabajó en este proyecto. “Queríamos ver qué efecto tendría en el ganado si los productores se quedaran sin granos de destilería y tuvieran que eliminarlos de la dieta, para luego reintroducirlos una semana después al nivel completo”.
Cuando la dieta no es consistente, el ganado puede experimentar acidosis ruminal, que ocurre cuando el pH del rumen se vuelve demasiado bajo, explicó Jim MacDonald, profesor de ciencia animal de la UNL y principal investigador de este proyecto. “La acidosis puede hacer que el ganado pierda el apetito, reduciendo el consumo y, posteriormente, disminuyendo la ganancia diaria promedio y el peso caliente de la canal”, afirmó MacDonald. “La acidosis ruminal contribuye a pérdidas económicas por la reducción del peso de la canal, un aumento de abscesos hepáticos y mayores tasas de mortalidad. El impacto económico solo por los abscesos hepáticos se estima en 41.6 millones de dólares anuales”.
Los granos de destilería se utilizan en dietas de engorde como fuente de energía y proteína. Estos pueden ser húmedos, secos o modificados según el nivel de humedad del subproducto. Este proyecto de investigación empleó granos de destilería modificados, con un nivel de humedad de aproximadamente el 48%.
La investigación sobre cantidades variables de granos de destilería en la dieta puede ayudar a los productores a gestionar las dietas de engorde para lograr la máxima eficiencia y salud del ganado. “La estrategia actual para manejar el suministro variable es limitar la inclusión de granos de destilería”, comentó MacDonald. “Hemos visto una reducción significativa en la inclusión de granos de destilería en la última década debido al aumento del precio relativo al maíz, una percepción de menor valor alimenticio y un suministro variable”.
La primera fase del estudio evaluó una ración que incluía solo un 25% de granos de destilería. En esta fase, los granos de destilería fueron reemplazados por una mezcla de maíz de alta humedad y maíz en copos secos. Dado que los granos de destilería también aportan proteínas, se añadió urea a la dieta control para asegurarse de que el ganado no tuviera deficiencia de proteínas al eliminar los granos de destilería. Los resultados no mostraron diferencias significativas en el rendimiento (consumo, ganancia diaria promedio y eficiencia alimenticia) entre los grupos de inclusión constante y variable.
La segunda fase se centró en niveles constantes y variables de granos de destilería al 10% y 25% de la dieta, con un control basado en maíz sin granos de destilería. Los investigadores se sorprendieron al descubrir que tampoco hubo diferencias significativas entre los grupos de inclusión constante y variable.
La investigación se llevó a cabo en el Centro de Investigación, Extensión y Educación del Este de Nebraska, cerca de Mead, Nebraska, con financiamiento de la Junta del Maíz de Nebraska.
Este invierno, los investigadores de la UNL comenzaron una tercera fase del estudio en el recientemente inaugurado Centro de Innovación en Engorde Klosterman del ENREEC, utilizando la tecnología Hokofarm RIC2Discover, que mide el patrón y la cantidad de consumo de alimento de cada animal.
En lugar de basarse únicamente en el rendimiento del ganado para determinar las diferencias entre los grupos constante y variable, la fase tres también emplea sondas de pH en el rumen para detectar acidosis ruminal que podría no presentar síntomas visibles.
“Si bien nunca recomendaríamos realizar cambios drásticos y repentinos en las dietas de finalización, estos datos ofrecen cierta tranquilidad. Si ocurren interrupciones en el suministro o cambios repentinos en el precio, existe flexibilidad para realizar ajustes en la dieta sin afectar negativamente el rendimiento del animal”, concluyó MacDonald.