Un buen manejo y prácticas de alimentación adecuadas son esenciales para ayudar a reducir la incidencia y gravedad de los abscesos hepáticos en becerros de carne sobre leche.
Los abscesos hepáticos siguen siendo un desafío para la industria del ganado de engorda, especialmente en el sector de carne sobre leche. No solo afectan la salud y el bienestar del animal, sino que también pueden generar pérdidas económicas significativas para los productores de ganado y los empacadores de carne, lo que lleva a los productores a buscar soluciones prácticas.
La implementación de estrategias adecuadas de manejo y nutrición desde el primer día de vida del becerro puede ayudar a reducir la prevalencia de los abscesos hepáticos y su impacto potencial en el rendimiento del ganado y la rentabilidad operativa.
La principal bacteria encontrada en los abscesos hepáticos del ganado es Fusobacterium necrophorum. Según investigaciones realizadas por el profesor Dr. T.G. Nagaraja de la Universidad Estatal de Kansas, esta bacteria es un factor común en los casos de abscesos hepáticos, incluso cuando están presentes otros microorganismos patógenos. Aunque F. necrophorum forma parte de la microbiota intestinal normal y la exposición a esta bacteria es inevitable, su colonización y proliferación en el cuerpo del animal es un asunto diferente.
En las operaciones lecheras, alimentar a los terneros recién nacidos con grandes volúmenes de calostro mediante sondas esofágicas puede dejar residuos de calostro en los preestómagos, proporcionando un ambiente rico en nutrientes para el crecimiento de bacterias como Fusobacterium necrophorum. Esto puede llevar a una ruminitis subclínica, que a menudo pasa desapercibida. Una mala gestión del alimento iniciador para terneros puede agravar este problema, aumentando la permeabilidad intestinal y predisponiendo al hígado a desarrollar abscesos.
Manejo adecuado y prácticas de alimentación apropiadas son esenciales para reducir la incidencia y gravedad de los abscesos hepáticos en becerros de carne sobre leche.
Considere los siguientes pasos de manejo en colaboración con su nutricionista de rebaño y su veterinario local para ayudar a mitigar los riesgos:
1. Alimente a los terneros recién nacidos con volúmenes más pequeños de calostro de alta calidad (IgG ≥75 g/L). Suministrar un volumen menor con la cantidad adecuada de inmunoglobulina G (IgG) permite una transferencia exitosa de inmunidad pasiva, y en terneros alimentados mediante sonda esofágica, puede reducir la inflamación en el rumen inmaduro.
2. Proporcione una nutrición adecuada con un mínimo de 2.0 galones de sustituto lácteo y/o su equivalente en leche pasteurizada por día para evitar el hambre excesiva, promover una transición gradual al alimento iniciador y ayudar al desarrollo adecuado del rumen.
3. Mantenga un horario de alimentación constante con al menos dos tomas diarias espaciadas 12 horas entre sí. Las operaciones que alimentan a los terneros en un corto período, dejándolos sin leche pasteurizada o sustituto lácteo por un tiempo prolongado, pueden predisponerlos a problemas de salud intestinal.
4. Introduzca lentamente el alimento iniciador dentro de los primeros días de vida. La ración inicial debe contener pocas partículas finas y un equilibrio adecuado de fibra y almidón para continuar apoyando la maduración del rumen, además de una cantidad suficiente de proteína para fomentar el crecimiento muscular y del tejido intestinal.
5. Considere una dieta que incluya microbianos de alimentación directa o probióticos, que han demostrado beneficios en los terneros, para ayudar a proteger la salud intestinal.
6. Asegúrese de que haya agua limpia y fresca siempre disponible para fomentar un consumo constante de agua y alimento iniciador. No proporcione agua suavizada para beber, ya que su alta concentración de sodio puede aumentar el riesgo de toxicidad por sodio. También es importante analizar la calidad del agua al menos dos veces al año.
7. Alimente con sustituto lácteo y/o leche pasteurizada durante un mínimo de ocho semanas, con preferencia de 10 semanas antes de iniciar el proceso de destete. Esto proporciona el tiempo adecuado para que el rumen se desarrolle completamente y esté preparado para una ración altamente fermentable.
8. Realice un proceso de destete gradual de dos semanas para garantizar una transición suave y saludable de una dieta líquida a alimento seco. Una transición inadecuada o abrupta a una dieta altamente fermentable puede provocar inflamación intestinal, mayor permeabilidad intestinal y acidosis del intestino posterior, lo que puede afectar negativamente la salud hepática y aumentar el riesgo de abscesos hepáticos.
9. Al trasladar a los terneros a corrales grupales, minimice el estrés proporcionando opciones adicionales de alimento y agua durante las primeras dos semanas mientras se adaptan a otros terneros y a su nuevo entorno.