Una nueva investigación ha mapeado los flujos de aguas residuales en granjas y ha revelado dónde ocurren picos de bacterias resistentes a los antibióticos en el purín, mostrando que el agua de los baños de cobre y zinc utilizados por los animales lecheros puede causar fluctuaciones.
La investigación, llevada a cabo en la Universidad de Nottingham, desarrolló modelos matemáticos y realizó investigaciones en la granja para explorar el impacto de los flujos de aguas residuales y las prácticas de manejo sobre la resistencia a los antimicrobianos en el purín. Se cree que es la primera en investigar los efectos de la distribución de la granja, las prácticas agrícolas en diferentes áreas de la explotación y cómo esto puede influir en la aparición y propagación de la resistencia a los antimicrobianos.
Se observaron fluctuaciones temporales en Escherichia coli resistente a las cefalosporinas y se atribuyeron a las actividades agrícolas, específicamente a la eliminación de los baños de cobre y zinc usados en el sistema de purín.
Los resultados, que han sido publicados en la revista Nature Antimicrobials and Resistance, destacan oportunidades específicas de cada granja para reducir la contaminación por resistencia a los antimicrobianos, más allá de la reducción del uso de antibióticos, incluyendo la eliminación cuidadosa o el reciclaje de metales antimicrobianos de desecho.
Fuente de contaminación del purín lechero
El purín lechero, si no se almacena adecuadamente, puede ser una fuente de contaminación ambiental con genes y bacterias resistentes a los antimicrobianos, que eventualmente podrían llegar a la población humana a través del agua o los cultivos.
Investigaciones previas de modelización de la universidad han mostrado que los tanques de purín que se dejaban solos sin agregar más desechos durante al menos 60 días reducían la propagación de bacterias resistentes a los antibióticos, ya que las bacterias morían en el ambiente hostil. Los investigadores también notaron que había momentos en los que había picos de E. coli resistente a las cefalosporinas.
Dov Stekel, profesor de biología computacional en la Escuela de Ciencias Biológicas, dijo: “Lo que inicialmente encontramos fue que el tanque de purín no era un lugar tan aterrador como pensábamos para la propagación de genes resistentes a los antimicrobianos y, de hecho, si se dejaba solo por un período de tiempo, las bacterias morirían en un ambiente tan hostil.
“Sin embargo, lo que también fue interesante fue que estábamos viendo fluctuaciones en una bacteria particularmente problemática resistente a los medicamentos llamada E. coli. Cuando investigamos esto más a fondo en esta investigación utilizando modelización por computadora e investigación en la granja, vimos que había una correlación directa entre el vaciado del agua de los baños de zinc y cobre en el tanque de purín y un pico en la presencia de E. coli”.
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