La respuesta a los tratamientos de superovulación, calidad y desarrollo embrionario son afectados por estos factores. El estrés térmico se define como cualquier combinación de factores climáticos que pueden causar que la temperatura de la zona de confort de los animales sea superior o inferior a las condiciones fisiológicas tolerables. En el presente trabajo se describen dos casos donde la temperatura extrema (calor y frío) afecto la respuesta a la superovulación, el grado de desarrollo embrionario y el porcentaje de embriones transferibles, en el caso número 1 stress calórico en el estado de Sinaloa se obtuvo un 21.04 % y en el caso # 2 frente frio “norte” en el estado de Veracruz 28.12 %. Resaltando que en estos dos programas de transferencia de embriones el promedio de estructuras recuperadas está dentro de los rangos reportados, es notorio el pobre desarrollo embrionario y la cantidad de ovocitos obtenidos.
Introducción
Estrés calórico y frente frio” norte”
La respuesta a los tratamientos de superovulación, calidad y desarrollo embrionario son afectados por estos factores climáticos. El estrés térmico se define como cualquier combinación de factores climáticos que pueden causar que la temperatura de la zona de confort sea superior o inferior a las condiciones fisiológicas tolerables.
La zona de neutralidad térmica en el ganado bovino en términos de temperatura ambiente es entre 18 y 25 grados centígrados (Hopper, 2021), temperaturas superiores provocan estrés calórico y temperaturas inferiores ocasionan fallas en el trasporte de gametos. Se ha observado que bajo estas condiciones se secretan altas cantidades de cortisol, lo cual puede inhibir la frecuencia de los pulsos de la LH por la inhibición de la secreción pulsátil de la GnRH en la fase folicular (Arias et al., 2005). Sin embargo, los mecanismos por los cuales el estrés calórico altera las concentraciones circulantes de las hormonas reproductivas no son claros (Andersen, 2003). Se ha propuesto que en el verano en los climas tropicales el folículo dominante en vacas se desarrolla con bajas concentraciones de LH y resulta en una baja concentración de estradiol, por lo tanto, ocasiona una pobre manifestación del estro y como consecuencia una baja fertilidad o que el estrés calórico puede afectar directamente al ovario disminuyendo su sensibilidad a las gonadotropinas (De Rensis y Scaramuzzi, 2003, Hansen, 2004).
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