Carl Battenhausen dice que, aunque su familia nunca abandonará la industria de la lana, su objetivo es diversificar su portafolio. Actualmente, su hato de ovejas Merino cuenta con 3 200 hembras reproductoras. La pasión de Battenhausen por las ovejas es innegable. En 2023 obtuvo, con todo mérito, los laureles a la mejor hembra joven en la competencia interclubes BKB Jongooi. La familia también cría un pequeño hato de ganado de carne.
Para entrar en el negocio de la caza de trofeos, su plan fue criar una variedad de especies de fauna de llanura, de modo que pudiera ofrecer a los turistas cazadores una cartelera estelar. Se centró en criar distintas variedades de color de los antílopes más populares.
«Ofrecemos a los cazadores un paquete grand slam, lo que significa que hay alrededor de cuatro colores de cada especie de antílope disponibles en la finca. Por ejemplo, si compran el grand slam de springbok, podrán cazar el springbok en sus cuatro colores más populares: blanco, negro, cobrizo y común. A los cazadores les encanta este trato», añade.
Battenhausen dice que los turistas donan con gusto la carne de los animales que cazan a la comunidad local. «Les da la sensación de que están reinvirtiendo en la comunidad, y para ellos es importante hacerlo», afirma.
La sección de fauna de la finca se ha convertido en un negocio rentable y, a medida que crece, también crecen los sueños de Battenhausen. Está entusiasmado con el siguiente paso:
«Estamos ocupados planificando la construcción de un albergue de lujo en nuestra finca», comenta.
Es optimista respecto a la industria cinegética.
«Creo que la burbuja de precios ha estallado. Ahora es más fácil para los ganaderos de fauna principiantes, como nosotros, entrar en el mercado y comprar animales de buena calidad a un precio más asequible».
Equilibrando diversas actividades
Aunque es importante para Battenhausen diversificar el negocio, aún necesita que la división principal de la empresa —las ovejas— funcione como una máquina bien engrasada.
«Es importante dar prioridad a las ovejas, especialmente durante la temporada de esquila», explica.
«Nuestros ingresos por la caza sostienen nuestra explotación ovina cuando las cosas se ponen difíciles. La industria ovina es volátil, y cada vez es más complicado mantenerse a flote a medida que aumentan los costos de producción, mientras que los precios que recibimos por productos de la más alta calidad simplemente se estancan».
Battenhausen comenta que, aunque los lotes de lana que presentan para la venta son de la más alta calidad, no necesariamente recibirán una recompensa acorde a su esfuerzo, ya que el mercado que influye en el precio que les pagan está fuera de su control.
Por ello se enfocan en lo que sí pueden controlar, como la productividad del rebaño. «Al menos sabemos que los mercados de la lana y de la carne de cordero siempre estarán ahí».
Señala que los precios de la carne de cordero y de la lana no han aumentado de forma sustancial desde 2017.
«Además, debemos soportar retos externos como las temporadas de sequía», añade.
Battenhausen cree en hacer limonada cuando la vida le da limones. «Siempre necesito tener un plan guardado en el bolsillo, para poder hacer que las cosas funcionen incluso cuando parece una batalla cuesta arriba».
Base sólida
Mientras Battenhausen mira hacia el futuro, también quiere honrar las valiosas lecciones que ha aprendido de las generaciones anteriores. Una de estas lecciones es la importancia del manejo del veld (pastizal natural).
«Aprendí desde temprano que si no cuidas tu veld, tomará décadas restaurarlo a su antigua gloria. La ganadería en pastizales naturales, como la llamamos, es tan vital como cuidar tu rebaño de ovejas. Cuando llueve, nos aseguramos de dar tiempo al veld para recuperarse; de lo contrario, la condición de nuestros animales se resentirá cuando se alimenten de un pastizal de baja calidad», concluye.
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