Como en otros sectores agrícolas de EE. UU., como el procesamiento de carne y el sector avícola, el uso de mano de obra inmigrante ilegal en la industria láctea de EE. UU. es muy común. Existe una fuerte dependencia de estos trabajadores porque es muy difícil encontrar estadounidenses dispuestos a realizar estos trabajos.
Los planes del presidente electo Trump para la deportación masiva de inmigrantes ilegales tendrán un gran impacto en la industria láctea. Trump ha declarado que comenzará, después de su toma de posesión el 20 de enero, con los inmigrantes ilegales con antecedentes criminales y luego deportará a otros.
Un artículo del medio Stateline cita al granjero lechero Bruce Lampman, de Idaho, quien afirmó: “Tenemos 5-6 empleados que hacen el trabajo que nadie más quiere hacer. No sobreviviríamos sin ellos”.
Rick Naerebout, director ejecutivo de la Asociación de Productores Lácteos de Idaho, declaró que la capacidad de Estados Unidos para alimentarse como nación está completamente en peligro si se llevan a cabo las deportaciones masivas.
Por los números
Como se señaló recientemente en Farm Policy News (producido por el Departamento de Economía Agrícola y del Consumidor de la Universidad Estatal de Illinois), el porcentaje de trabajadores inmigrantes en las granjas lecheras podría ser tan alto como el 80% en EE. UU., aunque no se sabe cuántos de ellos son ilegales.
De hecho, es difícil encontrar datos precisos. En 2015, científicos de la Universidad Texas A&M realizaron una encuesta a granjeros lecheros y estimaron, a partir de los resultados, que una pérdida del 50% de la mano de obra resultaría en precios más altos de la leche, lo que podría reducir las ventas de leche fluida de las lecherías en 5,800 millones de dólares, mientras que la pérdida económica en toda la economía estadounidense sería de 16,000 millones de dólares.
¿La única solución?
Legalizar rápidamente a los trabajadores ilegales parece ser la única opción viable. La Federación Nacional de Productores de Leche declaró recientemente que “apoya firmemente los esfuerzos para aprobar una reforma laboral agrícola que proporcione un estatus legal permanente a los trabajadores actuales… y que ofrezca a los productores lecheros acceso a un programa de trabajadores invitados funcional”.
La Federación afirmó: “Los productores lecheros siguen enfrentando la misma escasez de trabajadores nacionales que toda la agricultura, pero no tienen acceso al programa H-2A para trabajadores agrícolas, que solo proporciona mano de obra temporal y no cubre la necesidad de trabajadores permanentes que requiere la industria láctea. Las granjas lecheras no podrán sobrevivir, y mucho menos prosperar, sin una fuerza laboral estable y confiable”.
“Los productores lecheros no pueden perder a sus trabajadores actuales sin provocar una interrupción masiva en sus granjas y en las economías rurales. Los empleados que han trabajado en las granjas lecheras durante años deberían poder continuar trabajando y obtener un estatus legal permanente, al igual que sus familias inmediatas”.