Probable que al leer el titular de este artículo a algunos les haya parecido rara la palabra “revisitando”, sin embargo, posiblemente a los jóvenes no les sucederá lo mismo ya que el verbo inglés to revisit es frecuente encontrarlo en la cabecera de discos, canciones o películas. Hay que decir que el verbo revisitar está aceptado desde no hace mucho en el diccionario de la Real Academia y, aunque se trata de una traducción literal del inglés, su etimología procede de la palabra latina revisitare. Si hubiera titulado este artículo hace unos años, habría empleado algún sinónimo de revisitar como, por ejemplo, repasar o revisar.
Revisando los artículos de Frisona Española hemos encontrado que hace casi diez años, concretamente en el número 213 de esta revista, correspondiente a mayo/junio del 2016, publicamos uno titulado “Cuándo y cómo aplicar calcio a una vaca”. Lo hemos repasado con un cierto temor a que estuviera anticuado y que los últimos descubrimientos echaran por tierra algunas de las cosas que en él se decían. Sin embargo, en esta ocasión, todo lo que se decía en aquel momento sigue totalmente vigente y por ello creo que puede ser interesante recordarlo brevemente con alguna actualización de los medicamentos que hoy en día se encuentran en el mercado.
El tratamiento de la hipocalcemia clínica
Denominamos hipocalcemia clínica de la vaca aquella en la que el paciente se encuentra ya en el suelo y es incapaz de levantarse, se corresponde con la segunda y tercera fase de la enfermedad. El tratamiento de esta enfermedad está completamente estandarizado: para una vaca frisona adulta se necesitan 10,5 g de calcio aplicados lentamente, en 10 minutos, por vía intravenosa.
En la actualidad, la presentación normal es la de viales de medio litro (hay alguno de tres cuartos de litro) de gluconato de calcio con concentraciones variables que van del 16 % al 45,8 %. Para alcanzar esos 10,5 g de calcio con un vial de 500 ml, la concentración justa sería del 23 %. Concentraciones del 19 al 25 % serían admisibles ya que aportan por vial entre 8 y 12 g de calcio respectivamente.
Con concentraciones menores o mayores hay que ajustar el volumen inyectado, ya que con una concentración menor, con medio litro, no se alcanza la dosis terapéutica y con concentraciones mayores, con ese mismo volumen, puede ponerse en peligro la vida de la vaca al provocar la parada cardiaca.
De cualquier manera, la infusión de calcio intravenosa da lugar a una subida inmediata del calcio sanguíneo muy superior a la fisiológica, seguida de una respuesta orgánica a ese exceso de calcio que hace que los niveles bajen de nuevo en unas 12 horas o menos y, consecuentemente, en un porcentaje alto de casos, la vaca recaiga de nuevo. Por ello es necesario que el tratamiento intravenoso vaya complementado con un tratamiento de calcio oral para que se mantengan los niveles de calcio estables.
El calcio oral, administrado tras el tratamiento intravenoso o en el parto y 24 horas después, sirve como tratamiento complementario de la hipocalcemia clínica, como tratamiento terapéutico en la primera fase de la hipocalcemia –antes de que la vaca esté caída– y también como profilaxis posparto de la hipocalcemia. La dosis de calcio oral debe ser de 40 a 55 g a ser posible en forma de sales ácidas como el cloruro y el sulfato o el formiato de calcio porque tienen mayor y más rápida biodisponibilidad. Otras sales de calcio, debido a la baja solubilidad, y por ende lenta absorción, no tienen efecto terapéutico. Estas sales de calcio tienen el inconveniente de ser muy irritantes por lo que deben darse en forma de bolo recubierto para proteger la mucosa faríngea y esofágica. Las presentaciones en forma de pasta, gel o líquido presentan riesgo de quemadura química de la faringe, el esófago o el rumen y también de ser aspirados y producir neumonía gangrenosa o neumonía aguda intersticial, ambas mortales.
Por otro lado, otros tratamientos frecuentemente empleados juntamente con el calcio como los corticoides o la glucosa no están indicados en absoluto ya que las vacas con hipocalcemia tienen, de manera natural, valores sanguíneos de cortisol y glucosa muy elevados.
Lo que acabamos de recordar es un repaso de la hipocalcemia. Bien es verdad que las investigaciones de la última década asientan el conocimiento que ya se tenía en lo que a tratamiento y profilaxis postparto se refiere.
ARTÍCULO COMPLETO… https://www.revistafrisona.com/Noticia/revisitando-la-hipocalcemia-de-la-vaca

