Nature El glifosato merece una consideración cuidadosa.

El glifosato merece una consideración cuidadosa.

GANADERIASOS
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 Mis viajes recientes me llevaron a volar a Kansas City y luego conducir hacia el oeste hasta Dodge City, Kansas. He hecho ese recorrido infinidad de veces, pero rara vez ocurre con lluvia. Esta vez fue diferente. Mi trayecto coincidió con el cuarto día (de cinco) en que Dodge City había recibido lluvia, con aproximadamente 3 pulgadas durante ese período. Había agua estancada por todas partes, y eso me hizo pensar en los campos húmedos y la agricultura.



Demasiada lluvia puede devastar un cultivo. Eso era especialmente cierto cuando los cultivadores eran la principal tecnología para el control de malezas. Era un juego de espera para poder entrar al campo, y la espera se acumulaba con cada día que pasaba porque, en comparación, el avance era relativamente lento una vez que se podía ingresar. En la carrera contra el tiempo, las malezas tomaban la delantera; de ahí el viejo dicho: “Los años secos te asustan; los años húmedos te matan” (o algo por el estilo).

La frase clave anterior es “en comparación”. Eso es porque el glifosato cambió las reglas del juego. Incluso en condiciones difíciles y húmedas, esta tecnología permite a los agricultores entrar al campo más pronto y cubrir más terreno en menos tiempo. Así, el glifosato ayuda a evitar el tener que ponerse al día en una carrera que, a menudo, depende totalmente del tiempo. Ese margen de maniobra es especialmente importante en años lluviosos que antes podrían haber devastado una cosecha. Sin mencionar que todo mejora aún más con la invención de los drones pulverizadores.

Entonces, eso me hizo pensar: ¿Qué PASARÍA si el glifosato no existiera?

La mejor respuesta a esa pregunta proviene de Aimpoint Research. Este grupo de análisis estratégico en alimentación y agricultura publicó hace algunos años un informe titulado “Un futuro sin glifosato”, el cual explica (énfasis añadido):

“El glifosato es el herbicida más utilizado en los Estados Unidos, ya que es eficaz para controlar malezas, rentable en comparación con las alternativas, y ha permitido a los agricultores adoptar ampliamente prácticas de conservación como la labranza reducida y el uso extendido de cultivos de cobertura. Su pérdida como herramienta de producción agrícola no sería trivial. En última instancia, los mercados se verían forzados a adaptarse a regañadientes mediante sustituciones y ajustes en las prácticas, pero a un costo considerable para los agricultores y el medio ambiente.”


En un mundo sin glifosato, habría más malezas y menores rendimientos agrícolas. Pero tampoco debemos pasar por alto las consecuencias indirectas: principalmente, una mayor erosión del suelo y más emisiones de carbono.

Quizás el impacto más significativo de todos tenga que ver con el consumo de combustible. El informe de Aimpoint cita trabajos del Servicio de Conservación de Recursos Naturales (NRCS) del Departamento de Agricultura de EE.UU., como parte de su Proyecto de Evaluación de Efectos de Conservación (CEAP, por sus siglas en inglés).

El NRCS ha publicado dos estudios del proyecto: 2003–06 (CEAPI) y 2010–14 (CEAPII). Entre esos dos periodos, informó la agencia, “los sistemas de labranza de conservación más eficientes, especialmente la labranza cero (no-till), se convirtieron en la forma predominante de labranza, reduciendo la erosión y el uso de combustible”. Y como parte de esas prácticas, “el uso anual promedio de combustible se redujo en 110 millones de galones equivalentes de diésel, evitando emisiones asociadas de casi 1.2 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente.”

Pongamos eso en perspectiva repasando una columna que escribí en Feedstuffs en 2019: “Culpa a los aviones, no a las vacas.” Como expliqué en esa columna, mi parte proporcional de un vuelo redondo de Orlando, Florida, a Londres, Inglaterra, equivalía a aproximadamente 1,950 kg de CO₂. Suponiendo unas 450 personas a bordo, el total de un vuelo redondo en un 747 equivale a casi 970 toneladas de CO₂. El ahorro de combustible asociado con la labranza reducida que se detalló anteriormente —1.2 millones de toneladas— representa el equivalente a ¡1,250 vuelos transatlánticos cada año!

Mi viaje empapado a Kansas fue oportuno. Me hizo pensar en el glifosato de una manera nueva y diferente. Mientras tanto, el tema ha estado muy presente últimamente, a raíz del informe de la Comisión Make America Healthy Again.

El glifosato es una herramienta tecnológica importante que beneficia a todos —tanto directa como indirectamente—. Y, como tal, merece una consideración cuidadosa, para no apresurarnos y terminar, como dice el dicho, tirando al bebé junto con el agua sucia.

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